jueves, 29 de diciembre de 2016

Mejores Lecturas 2016

No ha sido este 2016 un mal año lector. Han pasado por mis manos unas cuantas novelas de ésas que se cuelan en nuestro olimpo particular y otras tantas que me han hecho perder, gustosamente, horas de sueño. No ha sido tan bueno a la hora de sentarme a plasmar mis sensaciones acerca de lo que he ido leyendo, y me he encontrado con una incapacidad manifiesta para reseñar varias de las historias que más me han gustado.  Aún así, quería compartir con vosotros mis sensaciones lectoras de este año que se acaba.


Si tuviese que destacar una novela por encima de todas, sería "Los amores perdidos" de Miguel de León. Conmovedora y maravillosamente escrita, la historia de Arturo Quíner y Alejandra Cortés se me quedó muy dentro y se coló, sin avisar, en esa lista que cada cual tenemos de lecturas especiales.
Los mismos calificativos me sirven para hablar de "Patria", de Fernando Aramburu, el sorpresón de este año. Poco os puedo yo decir de ella que no sepáis ya. Hay que leerla.


Allá por Enero también leí dos historias muy distintas entre sí pero que me dejaron huella: "La ley del menor", de Ian McEwan y "Tierra de brumas", de Cristina López Barrios. Con el autor británico era la primera vez que intimaba, y vaya sensaciones me dejó. A la prosa de Cristina López Barrios ya la conocía de antes, y siempre es un placer reencontrarse con ella. Ambas historias exigen tiempo, silencio y calma para adentrarse en ellas, pero le devuelven a uno la inversión con creces.



En cuanto al thriller y la novela negra, dos géneros (o uno) que frecuento muy a menudo, no ha sido un año particularmente destacable en lo personal aunque me ha servido para darme cuenta de que cada vez disfruto más del apartado psicológico y menos de lo truculento. Destacaría "Sé dónde estás", de Claire Kendal, una novela perturbadora, de ésas de atmósfera opresiva, que habla también, con un enfoque muy particular, de violencia de género.


Disfruté también, durante las vacaciones de los dos volúmenes publicados hasta ahora de la que será una pentalogía protagonizada por el padre Marcus, de la mano del italiano Donato Carrisi: "El tribunal de las almas" y "El cazador de la oscuridad".

Y dos autores que nunca fallan también me lo hicieron pasar en grande: Federico Axat, con "La última salida", y César Pérez Gellida, con "Sarna con gusto".


 

El género histórico me cuesta pero suelo aventurarme en él de vez en cuando y llevarme gratas sorpresas. Este año me gustó especialmente "La habitación de los niños", de Valentine Goby, durísima y, a la vez, delicada.

Fue este 2016 también un año de descubrimientos, en el que me acerqué por primera vez a dos autoras que llevaban años en mi lista de pendientes: Amèlie Nothomb y Carol Joyce Oates. De la primera leí "Diario de Golondrina", que me dejó sensaciones encontradas", y de la segunda "Mágico, sombrío, impenetrable", un libro de relatos que me agradó mucho.




También se cuelan entre mis mejores momentos lectores de este año dos autoras mucho menos conocidas pero a las que pienso seguir la pista muy de cerca: Cristina Campos ("Pan de limón con semillas de amapola") y Neïra, mi descubrimiento "indie" de este año, autora de la bilogía de Daniela: "Fuimos un invierno" y "Fuiste mi verano".

No quisiera terminar esta entrada sin agradecer vuestras visitas a pesar de este año tan irregular en todos los sentidos, y daros las gracias por seguir descubriéndome lecturas a las que de otro modo, no llegaría. Ahora que tanto se discute sobre la utilidad y la motivación de los blogs literarios, creo que ése es el fin último y también el más sencillo: compartir nuestra afición literaria.

Os deseo una feliz salida y entrada de año, y que nos sigamos leyendo en este y en vuestros rincones.
Un abrazo.


jueves, 22 de diciembre de 2016

"La pareja de al lado", por Shari Lapena.

Hay títulos que desprenden, ya a primera vista, ése olorcillo a éxito editorial. Este que hoy os traigo es uno de ellos. De ésos que intuyes que se van a vender como rosquillas nada más poner los pies en las grandes superficies, en las que tendrán reservado un stand para ellos solitos. A partir de Enero, la vais a ver hasta en la sopa. Y además, con razón. Porque “La pareja de al lado” es un best seller con todas las de la ley.

Anne y Marco no son los padres perfectos. Ella vive sumida en una depresión post parto que la llena de culpa e insatisfacción. Él está cansado de todo. Y además dejan a su hija de meses sola en casa para asistir a una cena en la casa de al lado. Un monitor infantil y una visita, en turnos, cada media hora, alivian un poco el malestar, la irresponsabilidad. Pero a la vuelta, la cuna está vacía.

Todo eso en el primer capítulo. Ya veis que no hay demasiado espacio para respirar. La novela empieza con un ritmo brutal y no llega a decaer en ningún momento. Shari Lapena se vale del verbo en presente para imprimir fuerza y velocidad a la narración, sin descuidar en ningún momento el desarrollo de sus dos personajes principales, Anne y Marco, con los que se entretiene el tiempo suficiente para dibujarlos con precisión, tanto en lo psicológico como en lo emocional. Especialmente me ha gustado el personaje de Anne , por su complejidad y por lo que aporta en las últimas páginas. No os digo más.

O sí. Que cuando paséis a su lado os la llevéis con vosotros a casa, especialmente si os gusta el género. Y es que sin ser una novela especialmente negra, “La pareja de al lado” demuestra que el thriller puede vivir sin vísceras ni sexo, que la tensión psicológica bien llevada puede golpear más fuerte que el crimen más sofisticado. 

jueves, 15 de diciembre de 2016

"Sarna con gusto", por César Pérez Gellida.

De un tiempo a esta parte, y gracias sobre todo a mi incursión en la globosfera, he descubierto a una serie de autores a los que he acabado siendo fiel con cada una de sus publicaciones. Uno de esos descubrimientos fue César Pérez Gellida, a cuya primera trilogía llegué de casualidad, gracias a una colección de novela negra de El País y a mi obsesión por comprar libros baratos. Me ganó con su “Memento Mori” y le seguí a lo largo de su trilogía de “Versos, canciones y trocitos de carne”. Pero si aquellas me gustaron, esta que os traigo hoy mucho más.

Y es que “Sarna con gusto” es, ante todo, un gran salto. De César como autor, y de Ramiro como protagonista. El primero hacia adelante, el segundo hacia una trama que se prevé compleja e interesantísima y en la que, no tengo duda, nos sumergiremos en la segunda y tercera entrega. Mantiene la novela todas las bondades con las que ya nos conquistó antes César, pero aquí aparecen envueltas en una mayor madurez y complejidad, de contenido y narrativa, haciendo de "Sarna con gusto" una historia con más empaque, más arriesgada. Como ya ocurría sobre todo en "Consummatum Est", el autor nos muestra un magnífico manejo de la acción y la información, logrando que el lector no pierda nunca la tensión que le acompaña desde el primer asalto.

Pero para mí, sin duda, lo mejor de la novela, como ya me ocurrió con las otras, es la construcción que César hace de sus personajes. Me imagino que debe ser duro retomar a un personaje como Ramiro y hacérselas pasar canutas. Seguro que aunque no se nota, César le tiene cariño al pelirrojo. La cosa es que Ramiro mantiene el encanto que nos hizo encariñarnos con él hasta el infinito, y nos obliga a sufrir su inevitable caída al vacío. Junto a él, retomamos a los emblemáticos Olafur y Erika y a esos carismáticos secundarios que les acompañan.

Reconozco que lo he pasado mal leyendo "Sarna con gusto" y eso no es demasiado habitual en mí. Pero cuando uno se ha encariñado tanto con unos personajes y un estilo narrativo, es difícil ser objetiva ¿verdad? Yo no puedo más que recomendarla y pedirle a los Reyes la continuación.